A cualquiera que le preguntes, sea o no sanitario, sobre el pasado año 2009 y lo que
queda de él en nuestra memoria, responderá sin dudarlo que este año ha sido el año de la
crisis. Sin embargo, la filiación de la crisis y sus responsables contará, a buen seguro,
con menos unanimidad y más división.
Unos dirán que la crisis viene de fuera y de lejos, y tendrán parte de razón, y otros
atribuirán la crisis a causas y responsables más cercanos en el espacio y el tiempo.
En el ámbito sanitario, será la pandemia de gripe H1N1 la que caracterice este año y,
también en relación a ésta, la unanimidad se troncará en división cuando se trate de
dilucidar si fue adecuada o excesiva la reacción de las autoridades sanitarias, ya sean
internacionales, estatales o de comunidad autónoma.
En todo caso, si algo podemos destacar de la mencionada crisis sanitaria en contraste
con la crisis económica es el acuerdo político y el consenso entre administraciones
sanitarias, sólo perturbado por algún rifirrafe colateral dirigido por la dirección del PP
pero no a la ministra del ramo, sino al Ministerio de Defensa de Carme Chacón. Lo que
está aún por ver es si servirá este pretendido liderazgo compartido al menos para la
futura Ley de Sanidad Pública.
Hasta descubrirlo, no obstante, detrás de la calma de la gestión compartida de la Gripe
A, han continuado las turbulencias y, en algún caso, las tormentas en nuestro sector
sanitario. Entre las ‘turbulencias’, destaca que la financiación aún insuficiente de la
Sanidad española (un punto del PIB inferior a la media comunitaria) ha estado presente
durante toda la discusión del nuevo Sistema de Financiación de las Comunidades
Autónomas. Tengo la impresión de que, aunque se haya incorporado al denominado
Fondo de Suficiencia, este debate se habrá cerrado en falso mientras no se resuelva el
carácter finalista de los fondos destinados a la Sanidad y exista una dotación suficiente
del Fondo de Cohesión que dé contenido y solidez presupuestaria al necesario liderazgo
del Ministerio de Sanidad y del Consejo Interterritorial de Salud.
Otras ‘turbulencias’ tienen que ver con los debates abiertos tanto en los comités creados
entre Ministerio y CC.AA. con motivo del Pacto de la Sanidad, como en las
subcomisiones que en las Cortes Generales se han puesto en marcha este año. El
primero, donde se busca un acuerdo en cuestiones tácticas o de gestión del Sistema
Nacional de Salud como los recursos humanos, la ‘racionalización’ del gasto o la
gestión de las listas de espera, el sistema de información, etc… Y en el nuestro, más
estratégico, donde se pretende un acuerdo que garantice el futuro del sistema en
materias como el liderazgo compartido, la universalización, la cohesión y equidad, o la
calidad y la participación profesional y ciudadana en el Sistema de Salud.
Entrando ya en el apartado de las ‘tormentas’ hay una que corre el peligro de
convertirse en un ciclón para el Sistema de Salud. Me refiero a la pretendida
privatización de éste al socaire de los denominados nuevos modelos de gestión. En este
sentido, es más que significativo que, habiendo sido el Congreso de los Diputados quien
abrió la puerta a las nuevas formas de gestión en 1997, sea ahora el que decide su
reconsideración por amplia mayoría, a propuesta de Izquierda Unida. Se logra así abrir
una reflexión para acotar aquellas fórmulas que lejos de hacer más eficiente la gestión,
entran en abierta confrontación con los principios y valores de financiación y provisión
pública contemplados en la Constitución Española y en la Ley Básica de Sanidad.
Estas ‘turbulencias y tormentas’, que pasaron a un segundo plano con la mediática
pandemia de gripe H1N1, estoy seguro que volverán a un primer plano en este nuevo
año 2010. Espero que sea para bien, porque a todos estos temas pendientes ya conocidos
habrá que añadir la cuestión sociosanitaria con motivo del desarrollo y aplicación de la
Ley de la Dependencia y de la nueva estructura del ahora Ministerio de Sanidad y
Política Social.
Gaspar Llamazares Trigo
Diputado de IU